32. Monarquías Absolutas en Europa (Época Moderna)


Monarquías Absolutas en Europa (siglos XVI al XVIII): conceptos y justificación

“Existe ésta, cuando el rey, encarnando el ideal nacional, posee, además, de hecho y derecho, los atributos de la soberanía: poder de hacer las leyes, de administrar justicia, de percibir impuestos, de tener un ejército permanente, de nombrar (y destituir) a los funcionarios, de hacer juzgar los atentados contra el bien público, y en particular, de delegar jurisdicciones de excepción cuando lo considera conveniente”. Roland Mousnier (1981). Los siglos XVI y XVII. Barcelona, Destino.

Era un Estado [el absolutista] basado en la supremacía social de la aristocracia y limitado por los imperativos de la propiedad de la tierra. La nobleza podía depositar el poder en la monarquía y permitir el enriquecimiento de la burguesía, pero las masas estaban todavía a su merced. En el Estado absolutista nunca tuvo lugar un desplazamiento ‘político’ de la clase noble”. Perry Anderson (1979). El Estado Absolutista.

“Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que les obligue a todos al respeto, están en aquella condición que se llama guerra; el único modo de erigir un poder común capaz de defenderlo de la invasión extranjera y de las injurias de unos a otros, es conferir a todo su poder y fuerza a un hombre o una asamblea de hombres que pueda reducir todas sus voluntades a una voluntad”. Tomado de “Leviatán” (1651), de Hobbes
 
“La monarquía hereditaria es el mejor gobierno… es el más natural y se perpetúa por sí mismo… nada de azar… el muerto provee al vivo y el rey no muere jamás… el trono real no es el de un hombre sino de Dios… Dios toma bajo su protección a todos los gobiernos legítimos en cualquier forma que estén establecidos: quien pretenda derribarlos no es solo enemigo público sino enemigo de Dios”. Tomado de “La política sacada de las Sagradas Escrituras” (1679), Bossuet

“Considera al príncipe en su gabinete. De allí parten órdenes que hacen marchar concertadamente a los magistrados y a los capitanes, a los ciudadanos y a los soldados, a las provincias y a los ejércitos de mar y tierra. Es la imagen de el Dios, que sentado en su trono en lo más alto de los cielos hace marchar a toda la naturaleza… Ved a un pueblo inmenso reunido en una sola persona; ved este poder sagrado, paternal y absoluto; ved la razón secreta que gobierna todo el cuerpo del Estado encerrada en una sola cabeza; estáis viendo la imagen de Dios en los reyes y tenéis la idea de la majestad real". Tomado de “La política sacada de las Sagradas Escrituras” (1679), Bossuet

El pueblo bajo el Antiguo Régimen, 1815


 Retrato de LUIS XIV de Hyacinthe Rigaud, 1701


Retrato de FELIPE II de Sofonisba Anguissola, 1765


Retrato de ENRIQUE VIII de Hans Holbein el Joven, 1540

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